sábado, 14 de mayo de 2011

ELOGIO DE LA LOCURA, DE ERASMO DE ROTTERDAM (IV)


Se da el caso de aquellas palabras que dichas por un sabio se habrían castigado con la muerte, en cambio dichas por un necio resultan de un contento increíble. En efecto, la verdad posee cierta natural virtud de agradar; pero éste es un privilegio que los dioses no han concedido más que a los necios. Por esa misma razón de tal especie de hombres suelen gozar locamente las mujeres, por su naturaleza más inclinadas al placer y a la frivolidad. Todo lo que hacen bajo dicho pretexto, aunque a veces se trate de lo más grave, lo achacan a broma y a juego, pues ¡tal es el ingenio de este sexo, sobre todo cuando se trata de paliar sus deslices!

Capítulo XXXVI


No sé si en el conjunto de todos los mortales podría encontrarse a alguien que se mantuviese cuerdo a todas horas y no estuviese poseído de alguna especie de locura. La gente llama loco a aquel que confunde una calabaza con una mujer, puesto que ello le ocurre a poquísimas personas, y en cambio, aquel que ensalza a su mujer, aunque la comparta con muchos otros, como si fuese Penélope, y ensalza sus perfecciones en tono mayor, se engaña dulcemente y no habrá nadie que le llame loco, puesto que ésta es cosa que les ocurre en general a los maridos.

Capítulo XXXIX

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