domingo, 3 de abril de 2011

MATRIMONIO EN LA ATENAS CLÁSICA (I)


En 451 a.C. los atenienses votaron a favor de restringir la ciudadanía y sus derechos solo para aquellos que fueran hijos de un padre ciudadano y de una madre de familia de ciudadanos. Hasta entonces muchos atenienses provenían de familias en las que el padre era ciudadano pero la madre podía ser extranjera y haber nacido en otra ciudad.

No hay que olvidar que en los tiempos de Pericles era común acusar a un oponente de ser hijo de una mujer extranjera, o si se llevaba la ofensa más lejos, hijo de una esclava extranjera. Cuanto más se restringía los requisitos para ser ciudadano, más obsesionados estaban los atenienses a la idea del ateniense auténtico, hijo de padre y madre atenienses, y más se aficionaban a cuestionar la ascendencia de los demás, en especial la legitimidad de la madre.

Pero para conocer más el concepto ateniense de familia y de padres hace falta que adentrarse en la institución del matrimonio. El matrimonio era básicamente un contrato entre dos familias. La joven mujer era un artículo transferido de una familia a otra, que pasaba del control del padre al control del marido.

En la obra Oeconomicus (gobierno del hogar) de Jenofonte, se enseña a una joven a modo de diálogo cómo debe gestionar un hogar. Pongámonos por un momento en la piel de una joven ateniense recién casada, no conoce a nadie en su nuevo hogar, no conoce a los esclavos, no conoce a los familiares, apenas conoce a su marido, pero acaba de convertirse en la señora de la casa.

En el inicio del diálogo el próspero granjero Iscómaco deja claro a la muchacha recién casada que podía haber elegido a una más atractiva si buscara eso, pero que se ha casado con ella porque él y su padre habían decidido que era lo mejor para ambas familias.

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