Al igual que Afrodita fue para los griegos la representación de la belleza, la tradición hindú describe a Padmini o “Mujer de Loto” como el arquetipo de la más perfecta excelencia femenina.
Aquella en quien se manifiesten los siguientes signos y síntomas es llamada Padmini:
Su rostro es agradable como la luna llena; su cuerpo, bien vestido de carne, es suave como la Shiras o flor de mostaza; su piel es fina, delicada y pálida como el loto amarillo, nunca de color oscuro. Sus ojos son brillantes y hermosos como los del cervatillo, bien dibujados y con las esquinas rojizas. Sus senos asoman duros, llenos y altos. Tiene un cuello bien modelado; su nariz es recta y adorable, y tres pliegues o plisados cruzan su piel cerca del ombligo. Su yoni se asemeja a la yema del loto cuando se abre, y su Kama salila es perfumada como la azucena recién abierta. Tiene el porte de un cisne al caminar, y su voz, como la avecilla Kokila, es tenue y musical. Se deleita en cubrirse de blanco, con joyas selectas y vestidos suntuosos. Come poco, tiene un sueño ligero, y siendo tan respetuosa y religiosa como lo es inteligente y cortés, está siempre deseosa de adorar a los dioses, y disfrutar de la conversación de los brahmanes. Tal es así, pues, la Padmini o Mujer de Loto.
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