lunes, 21 de marzo de 2011

MUJERES PERSAS EN CHINA


A partir de los siglos VII y VIII las mujeres persas gozaron de gran reputación como bailarinas en China. Durante la dinastía Tang los bares contaban a menudo con camareras persas famosas por las danzas con las que entretenían a sus clientes. Poetas como Li Bai dejaron testigo de ello, flirteando y escribiendo sobre ellas en sus poemas.

La belleza y las actuaciones de estas mujeres alcanzaron tal popularidad que pasaron a ser esposas muy preciadas entre los nobles chinos. Sin ir más lejos la hermana de Peroz II, el último rey sasánida de Persia, fue desposada con el emperador chino Tang Gaozong, quien ofreció refugio a los miembros de la aristocracia sasánida huídos de Persia tras la invasión y conquista de los árabes musulmanes.

En el siglo X, durante el período de las Cinco Dinastías, los emperadores chinos fueron especialmente dados a contar con mujeres persas entre sus esposas.

Es conocida la ardorosa lujuria que sentía el joven emperador Liu Chang por su amante persa a la que apodó Mei Zhu, la conoció cuando ella tenía dieciséis años y quedó fascinado por su piel morena suave y oscura y sus ojos grandes. Organizaban fiestas en que los invitados debían asistir desnudos, y cuando el emperador y Mei Zhu paseaban por los jardines de palacio obligaban a las parejas a emprender actos sexuales. Era tanto el tiempo que pasaba con las chicas persas de su harén que se decía que nunca salía para atender y ocuparse de los asuntos de Estado.

Del siglo X al XII el número de mujeres persas en Cantón aumentó considerablemente, en especial en el barrio extranjero; se las llamaba “Po-ssu-fu or Bosifu” (波斯婦, “Mujeres Persas”), eran conocidas por sus muchos pendientes y demás adornos, además de su difícil carácter y temperamento.

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