Aunque el Antiguo Egipto es un período largo y diverso, sí que parece una tendencia contrastada el importante rol de la mujer en la sucesión al trono de Faraón. Si bien siempre primó la sucesión del heredero directo varón, cuando no lo había algunas de las sucesiones desconcertaron y confunderon durante tiempo a los historiadores, hasta que se llegó a la conclusión de que cuando no había heredero varón, muchas veces convertirse en Faraón consistía en casarse con la mujer adecuada.
Para empezar, un Faraón podía tener muchas esposas y concubinas, pero solo una ostentaría el título de Gran Esposa Real. Y solo los hijos de la Gran Esposa Real podían heredar al trono. Si no había tenido hijos varones y solo hijas, entonces un varón de una esposa menor o concubina del Faraón debía casarse con la hija heredera para convertirse en Faraón.
En algunos casos incluso pretendientes sin derechos reales y usurpadores del trono que propiciaron cambios de dinastía también respetaron esta tradición de casarse con la hija heredera de la Gran Esposa Real o directamente con la propia Gran Esposa Real. Famoso es el caso de Ay, chaty (equivalente de primer ministro) del faraón Tutankamon, que murió joven sin herederos, muchos egiptólogos creen que asesinado, y fue Ay quien desposó a la viuda real para convertirse en faraón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario